Llevo ya algún tiempo sin
escribir. Y es que van quedando cosas pendientes que con la rapidez que todo
circula son difíciles de expresar. Ahora, en el resto de España, van a
cambiar cosas que sin embargo aquí en Valencia llevamos conviviendo con ellas
más de diez años, que son los que puedo aportar de “memoria histórica
sanitaria” propia.
A ver si puedo organizar mis ideas
para luego intentar transmitíroslas.
En Valencia reina el PP desde
1995, gracias a un pacto con un partido nacionalista regional, UV, que entre
sus más destacables incongruencias políticas está la de haber expulsado a sus
juventudes “Joventut Valencianista” por considerarlas “demasiado
nacionalistas”. Técnicamente estamos
hablando de un partido conservador español cubriendo el espacio de un partido
nacionalista. Yo tuve la oportunidad de conocer a algunos de sus dirigentes,
que compartían población con otro partido emblemático de Valencia, “España 2000” a cuyo fundador conocí
personalmente en un penoso asunto de desahucios en la tercera edad, “es
abogado” y desde entonces, sin pretenderlo he ido siguiendo su estela, por lo
llamativa y vistosa de ésta es imposible no verla. Como decía conocí a algún
dirigente de UV, yo hacía unos meses que había perdido la última línea de
vida que me quedaba en una empresa propia y arruinado buscaba cosas que
comercializar, este señor tenía una fábrica de un producto de gran rotación y
llevaba ya tres o cuatro meses colaborando con ellos cuando en una
conversación, sincera, siempre lo soy, aunque a veces no ayude, le dije algo
así como que lo que no entendía era como se podía ser Nacionalista
Valencianista y a la vez Nacionalista Españolista, ambos términos claramente
contrapuestos, antagónicos. Ya entonces tenían problemas en el partido y el
hombre, un pragmático hombre de negocios me sugirió, jamás entendí sus
intenciones, que fuera ha hablar con sus colegas a la sede del partido, no lo
hice, estaba fuera de lugar. Pero, con el tiempo y a la muerte de su líder, V.
G. Lizondo, el partido fue absorbido por el PP. También conocí personalmente
a Mª Dolores García Broch, del mismo pintoresco partido. Dejadme que os
cuente mi experiencia personal con esta señora. Tomé contacto con ella, sin
saberlo, el día que matriculé en su academia privada al que hacía unos meses
era mí tutelado, mi hermano de trece años. El chico había tenido problemas
con los estudios que yo detecté al poco de hacerme cargo de él. Tras dura
lucha, primero con el prostituido sistema de enseñanza público de la época,
principios de los 90 del siglo pasado; a
cambio de ayudas oficiales llenaban aulas de chicos que ya tenían
problemas para aprender en su idioma, para enseñarles todas las materias en
una lengua no materna, el valenciano, que en un ejercicio de estupidez
política difícil de entender separan del catalán creando un problema
absolutamente esquizofrénico a los catedráticos de la zona que se ven en la
disyuntiva de apoyar la demencial y enfermiza política lingüística o se van a
dar cátedra a Cataluña si encuentran plaza, o a China. Cuando lo descubrí los llamé ratas y me
llevé al chico. Evidentemente yo era un absoluto novato en todo lo
relacionado con la enseñanza, y el ejercer de padre, pero claro, eso se
aprende andando. El primer problema vino al buscar un centro que impartiese
clases sin religión, a lo que el chico y yo ya teníamos derecho; tras pasar
por otro centro privado en el que se me intentó estafar diciéndoseme que no
había clases de religión al matricularlo, para el día de la compra de libros meter
un texto en el que en su título estaba la palabra “pecado”, llegamos a la Academia
García Broch. Para mí todo aquello fue una dura experiencia. Yo entonces me
creía la sociedad ficción que los medios y los políticos difundían y
encontrarme de frente con la impotencia de ver como se me “chuleaban” los
derechos que en teoría tenía, supuso un baño de realidad. Veréis, tanto el
día que fui a matricular al chico a la García Broch como el día anterior que
me estuve informando sobre el curso de pre-graduado escolar, la puerta
siempre estuvo abierta, aquello era como el curso deseado ¡era lo que el
chico necesitaba! Sin duda alguna. Se trataba de un curso de pre-graduado
escolar previo al examen para sacar el título, con lo que le procuraba al
chico un avance en su atrasado nivel para que al menos tuviese la posibilidad
en uno o dos años de adelantarlo al graduado. Ya iniciadas las clases una
tarde al llegar a casa el chico tenía una nota que le habían hecho copiar de
la pizarra en la que se le comunicaban las materias de estudio de dicho
curso. En las materias de estudio había desaparecido lengua extranjera,
obligatoria en Graduado Escolar y había aparecido ¡religión! Que en Graduado
no existe, no es ni opcional. Pensando que era un error me dirigí a la García
Broch, con el chico y mi compañera. La puerta de la academia como siempre
seguía abierta. Me acerco al mostrador y le pregunto a un señor con quien
puedo hablar sobre el asunto. Me responde él mismo que le parece extraño que
no me informasen ya que ellos son un centro Católico, Apostólico y Romano y
así reza en la puerta de entrada, abierta quedaba el mencionado letrero
pegado a la pared. Muestra de mi estado anímico de entonces, decidí esperar
al director, que no tardaría en llegar según aquel mismo individuo. --“Debía
de ser un error por mucho que éste dijera” pensé, Graduado es Graduado y
punto. Sentado en el banco de madera con respaldo en la pared que enfrentaba
con el mostrador y que unía la puerta de entrada prácticamente con el
despacho del director, mientras esperábamos a éste, la puerta del despacho se
quedó con la luz encendida y tras su sillón se distinguía con claridad una
bandera inconstitucional, la del dictador y criminal de guerra Franco. Me
levanté, entré en el despacho y comprobé que la bandera era la que parecía
tocando el trapo. Salí del despacho y exigí la devolución de todo lo pagado
hasta ese momento. El tipo del mostrador se debió de ver en todas las
televisiones porque no dudó un solo segundo en anular la matrícula. La
academia era propiedad de María Dolores García Broch y hermana. Esta señora
era Concejala “de educación” del Ayuntamiento de Valencia y Presidenta del
Consejo Escolar Municipal por aquellas fechas, era evidente que no iba a
permitir que “un rojillo” se saliese con la suya. Lo que me vendió fue una de
las más sucias estafas con las que me he encontrado a lo largo de mi vida y
de la que el chico no salió bien parado. Bueno, le conseguí una plaza de formación profesional, pero aquello
fue un autentica estafa caudillista, católica, apostólica y romana.
Ya he contado todo esto antes,
pero ¿Cómo os sitúo en Valencia (España) si no os meto en el ambiente? Para
los que se pregunten que es lo que tengo contra la enseñanza de religión
católica os diré, primero; leed Dos
mil años de tortura en nombre de Dios, su autor es un catedrático de religión católica de
la Universidad de Münster, Alemania, Horst
Herrmann. Segundo; comenzad al menos a leer la “enciclopedia” Historia
Criminal del Cristianismo, de Karlheinz Deschner. Luego buscad
La Historia de la Sagrada Inquisición y su servicio, primero a los Reyes
Católicos y luego al resto de sátrapas que los heredaron. En tercer lugar os buscáis textos sobre,
los franciscanos de Jasenovac, (la entrada Jasenovac de Wikipedia, si bien es
absolutamente endeble con la Iglesia, al final da datos relevantes que no
puede obviar (Pavilec Stepinac, ratline y otras valiosas informaciones) por
lo que no objetaré). En España no se encontrarán pruebas del exterminio
sistemático porque llevan 76 años eliminando pruebas, pero se hizo poco menos
que en Yugoslavia ¿como no van ha controlar lo que “la memoria histórica”
destapa? Si aun no has vomitado de
repugnancia toda tu fe, ríndete, eres de ellos, el bautismo y la lavada de
cerebro de papás, tiets, abuelas y todos los que te han mantenido en esa
estupidez ñoña y fantasiosa, en el absurdo que son los catecismos, han ganado
la partida, lo que sea que se atrofia con esas prácticas tu lo tienes
absolutamente capado. Pero, antes muerto que permitir que un hijo mío caiga
en sus manos, por eso decidí hace mucho tiempo que puesto que no puedo
controlar su enseñanza, no lo he de engendrar, que los tengan ellos. O que
los roben.
Conocí al fundador de España 2000
durante un trabajo de compromiso. Meses antes había alquilado los servicios
de una retroexcavadora para rellenar los huecos de maquinaria en una nave
industrial que durante décadas había sido fábrica de chapas de madera. Esta
actividad se desarrolla con máquinas grandes y pesadas que en muchas
ocasiones se agarran dos y tres metros en el hormigón. Fue una relación
cordial y muy profesional, así que el día que me llamó y me pidió que fuera
con uno de sus hijos a desmantelar un invernadero, para cortar el hierro que
impidiese el avance de la máquina no lo pensé, lo tomé como una cortesía por
mi parte. El día indicado estábamos allí a las siete cuarenta y cinco de la
mañana. Localicé el punto y nos fuimos a tomar un café. Al pasar por la
puerta del invernadero, que formaba parte de una vivienda de dos plantas,
había aparcado un llamativo Simca Matra rojo de puertas abatibles hacia
arriba, a su lado, dos tipos todo músculos se comían un Petit Suis. Al llegar
a la cafetería vi por primera vez al fundador de España 2000, estaba allí
hablando con un tipo alto que parecía ser el ejecutor del lanzamiento, porque
de eso se trataba, iban a lanzar a un propietario derribando directamente,
primero el invernadero, desconozco el resto del plan. Allí mismo contacté con
el hijo de mi tocayo y tras tomar el café nos dirigimos al invernadero. Aun
tuve tiempo de sacar una tarjeta al fundador. En esta se podía leer,
Abogacía, con las tres últimas letras en un color distinto, cía. Me pareció
un caso curiosísimo. En aquel entonces yo había tenido ya dos empresas
mayoristas de dos sectores distintos, una en la costa turística, hasta
Torrevieja y una segunda que distribuía hasta Murcia por el sur y hasta el
norte de Castellón hacia arriba, no había tenido impagados en aquellos siete
años. Aquel señor alteraba fuertemente a mi natural curiosidad.
Cuando el hijo de mi tocayo me
indica cojo la radial y el generador y cuando aun estoy desenredando los
cables, que se me adelanta la máquina, sale un señor de unos 65 ó 70 años y
se pone en medio de la máquina a lo “no pasarán”. A todo esto el Simca Matra
y los anabolizados habían conseguido atraer la atención de los vecinos, que
se habían ido reuniendo como testigos a la puerta del invernadero. Interviene
entonces el fundador y a un gesto suyo los matones inmovilizan en el suelo con
gran destreza a este señor en la tercera edad. Cuando parece que ya está
hecho se les escapa y se pone de nuevo delante de la máquina. Oigo gritar al
fundador –“¿Que me vas ha sacar la escopeta?” Noto la mirada de auxilio del
hijo de mi tocayo, pregunta que hace, le señalo los hierros que salían del
suelo, el abuelo por allí corriendo, y le hago gestos de sacar la máquina.
Ya fuera se me hecha encima el
ejecutor diciendo cosas feas y amenazando. Parece que el plan era que pasase
yo a cortar y así desactivar aquello sin que se viese implicada la máquina,
pero no encajaban algunas piezas y cuando te dedicas a lo que yo me dedicaba
entonces nunca se da un corte donde no se debe, los riesgos se deben ver
claros y allí no lo estaban. Se acerca
conciliador el fundador y dice que todos hemos oído lo de la escopeta, yo le
contesto que sí, a él, y comienzo a recoger lo mío. El ejecutor sabía tacos
que yo desconocía.
Primero llamé a mi tocayo, le dije
que su hijo se quedaba solo con mala gente; entonces me hacía bien el tonto,
nunca sabias cuando te sería útil. Luego estuve hablando por teléfono con el
sargento de la Guardia Civil del
cuartel de la zona, le dije que temía por la seguridad del abuelo y me
marché. No estaba en posición de afrontar nada.
Yo era muy joven emocionalmente.
Aunque si lo pienso sigo siendo un adolescente. Al fin y al cabo el fundador
solo hacía su trabajo, el que hoy hacen las cajas de ahorro y los bancos, desahuciando
abuelos y enfermos. Y los políticos como Zapatero y toda su plana mayor, o
Rajoy y sus arquitectos de las palabras, como responsables directos de la
situación que vive España.
Levantina de Seguridad ha tenido o
tiene contratas con El Ejército de Tierra que yo sepa, con el Colegio de
abogados de Valencia, con la Generalitat Valenciana y tiene seguidores entre
los mismos directores de la policía, como el que está cobrando un sobre
sueldo excepcional en un destino exótico tras haber dirigido la batalla
contra el enemigo, con éxito, aquí en Valencia (España), contra terrible
enemigo, los estudiantes de primaria y secundaria. Además es el único que ha
pensado en el futuro de esa hija que todos podemos tener, que no encuentra
trabajo en los sectores tradicionales. Es también el Jefe de Seguridad
Jurídica de ANESLAS. Y es que mientras el resto se arma de doble moral el
fundador no lo necesita. La verdad está ahí fuera. Me suena esto último.
Valencia. Yo me crié en Valencia
capital. Solo en la inmensidad de un océano de almas solas. Unas,
destructivas hasta inocularte su veneno, el odio; otras, entrelazándose con
la mía para permanecer siempre en doloroso sentimiento de culpa e inspirar tristes
vagos recuerdos de sueños inconcretos, como ese mal sueño que llevas unos
días en la cabeza aun sin conocer exactamente su contenido. Y de fondo, la
represión y la persecución de décadas. Ser libre no es una opción. Y se
acumulan viejas palabras sobre viejos recuerdos que son la verdadera
identidad de todos nosotros. (“¡la calle es mía! ¡Hay que enfriar la economía
española! ¡España es una democracia
vigilada!) Y muchas otras que harían farragoso esto, pero, es la personalidad
del valenciano, forjada a base de usar el viejo truco del palo y la
zanahoria. Y como no, la influencia matriarcal. La mujer tiene en sus
instintos más primitivos la elección del vencedor, del más capaz, del que
puede facilitar la supervivencia; así que la elección de un Pueblo, el
valenciano, que fue el último bastión de la república y como tal
“especialmente educado” por los herederos “institucionales” de Vallejo-Nájera
e imbuido hasta el hastío de una falsa religiosidad, con ostentosas
adoraciones al becerro de oro y la falsificación de todo lo que pueda
proporcionar un atisbo de claridad mental, solo puede ser la de la sumisión.
Sumisión a un sistema corrupto por
largas décadas del uso del cura, la Guardia Civil y las largas penitencias de
rodillas en la iglesia, o entre cucarachas en el calabozo, aunque aquellas
eran negras; o boqueando torturado y torturador, sobre zurullos flotantes entre
golpe y golpe, que contaba el gran Pedrolo. Es frágil la memoria. La sumisión
que se inculcaba era de tal profundidad y perversión que ha llegado a
nuestros días en forma de ¡cultura reivindicable! ¡San Vallejo!
Alonso
Quijano
http://www.elplural.com/2012/02/21/antonio-moreno-que-ve-%E2%80%9Cenemigos%E2%80%9D-en-los-estudiantes-es-amigo-del-presidente-de-los-locales-de-alterne/
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